A diferencia de tantas otras cosas que proporcionan placer, viajar no solo carece de contraindicaciones, sino que tiene muchos y variados beneficios para la salud. Así lo han demostrado diversos estudios científicos.

La reducción del estrés parece el más evidente de los beneficios de viajar.

Todo viaje representa una suma de desafíos: desplazarse, habituarse a un sitio desconocido, relacionarse con gente. Y cuanto más lejano es el destino, mayor el reto, ya que implica entrar en contacto con costumbres exóticas, idiomas desconocidos, etc... Buscar los recursos necesarios y salir adelante potencia la autoestima como pocas cosas pueden hacerlo.

Los recuerdos almacenados y la suma de las experiencias brindan placer y bienestar a corto y largo plazo.

Por tanto, si somos lo que vivimos ¿Porque no vivimos viajando?

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